Estibaliz Urresola
Estibaliz Urresola Licenciada en Comunicación audiovisual (UPV); Edición y Teoría del Montaje (EICTV); Máster en dirección Cinematográfica (ESCAC) y Máster en Film Business, marketing, distribución y ventas internacionales (ESCAC). Desde 2011 ha dirigido los cortometrajes Adri y Polvo Somos y el largometraje documental Voces de papel, estrenado en el Festival Internacional de San Sebastián. Su último cortometraje, Cuerdas, se ha estrenado en la Semaine de la Critique de Cannes y ha ganado varios premios nacionales e internacionales, entre los cuales el Premio Forqué a Mejor Cortometraje. En 2023 su ópera prima, 20.000 especies de abejas, se ha estrenado en la Sección Oficial de la Berlinale, donde ha sido galardonada con el Oso de Plata a Mejor Interpretación para Sofía Otero.
«Una habitación propia es, además del título de la reconocida obra de Virginia Wolf, el nombre que bautiza la residencia artística que convoca Gariza Films, y que este año he tenido la fortuna de conseguir.
Porque dedicarse al mundo de la creación significa, casi por definición, bregar con numerosos obstáculos. Entre ellos dos destacan como los mayores enemigos de la libre creación: la falta de independencia económica que nos empuja a involucrarnos en distintos y habitualmente precarios trabajos que nos permitan sobrevivir, y que a su vez comprometen el otro factor que es la falta de tiempo.
Y qué decir sobre el caso particular de las mujeres que, en el mundo de la creación, como en tantos otros, con las garantías de igualdad de acceso a las oportunidades mermadas desde el mismísimo punto de salida, tenemos que correr más para llegar a la misma meta, trabajar más para cobrar parecido, esforzarnos más para demostrar lo mismo. Una agotadora carrera diseñada para perderla. Eso lo sabemos hoy, y lo sabía también Virginia Wolf en 1929, hace “tan solo” 90 años.
Por eso resulta tan atinado el nombre que designa esta residencia, cuyos objetivos son concisos y precisos: ofrecer espacio, tiempo y dinero para que una creadora pueda desarrollar durante 6 meses su propio proyecto.
Y en la presente edición tengo la suerte de ser yo esa creadora. Tengo la fortuna de encontrar el escenario donde plantar mi idea y cultivarla con mi entera dedicación, acompañada durante todo el proceso.
Así pues, con la sensación de la brisa al despuntar del día, me dispongo a inaugurar el periodo de pesca para, como tan bellamente describe Wolf en las primeras hojas de su libro, “hundir la caña del pensamiento entre los reflejos y las hierbas del río” hasta que la mordida desafíe la punta de mi caña. Tendré que buscar mi propio cebo, tejer mis propias redes… Pero no tendré que hacerlo sola.
Al final de este recorrido podré tirar de esa caña para contemplar la naturaleza de la criatura que emerge. Y tendré que agradecérselo a Lara Izagirre y a Virginia Wolf, (o a Mary Beton) ya que ambas llegaron a la misma prosaica conclusión de que hay que tener 500 libras al año y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir. O al menos para poder hacerlo bien, con compromiso y responsabilidad.»